Cuando ganar no es lo más importante.

La temporada pasada terminó con un regusto amargo en el valencianismo, a la no clasificación para la Champions se le unió el adiós de Ernesto Valverde, técnico con el que el club parecía haber encontrado la estabilidad y un plan de juego. Con su marcha, tocaba empezar de cero otra vez, tocaba echar de nuevo una moneda al aire, para que desgraciadamente saliera cruz por segundo año consecutivo.

La llegada de Juan Antonio Pizzi pues guarda paralelismos con el extremeño, esperemos que no los guarde también con su forma de salir, y ahí es adónde quiero ir a parar.

Desastre de Vallecas al margen, poco a poco el equipo va encontrando cada vez más automatismos, más trabajo táctico, más cosas a las que agarrarse para creer en el argentino. Todas ellas me gustaría verlas un ejercicio entero, con la pretemporada y la plantilla hechas a medida de Juan Antonio.

De aquí a lo que resta de campaña el objetivo debe ser crear una base sobre la que asentar en el futuro un equipo, comenzar a construir un bloque, y en junio hacer una plantilla al gusto del entrenador, ya con el (esperemos) nuevo dueño en los mandos del club.

No serviría de nada que se consiguieran resultados y a final del curso tuviéramos que arrancar de nuevo otro proyecto nuevo. Por lo tanto, fijándonos en lo puramente deportivo, hay que amarrar esa séptima plaza y soñar con la Europa League; pero el objetivo a corto y medio plazo es el de poner el primer ladrillo en la nueva edificación ché.

@gustoparticular